El Ego.
Hay personas con una gran imaginación: imaginan que todo lo que hacen está bien. Lastimosamente los ególatras no soportan al lado un buen abogado del diablo que les abra los ojos. la óptica de Ego es perversa: todo opositor está equivocado, es un enemigo, un antipatriota, o un delincuente. El Ego, que es el yo soberbio, es el causante de muchos estragos y demasiados conflictos. El Ego siempre está convencido que tiene la razón, no sólo un pedacito de ella. Y ante esa premisa, sólo cabe una conclusión sin apelación: Todos los demás están equivocados. Por eso la Iglesia es sabia cuando nombra un abogado del diablo que busque todas las fallas de un candidato a ser santo. En ese campo eso está bien, pero en tus relaciones no busques sólo los errores o vas a sufrir.